JOSÉ MARÍA NAPOLEÓN: YO SÓLO QUERÍA SER TORERO. SOBRE MI PADRE

 

Sobre mi Padre.

Yo sólo quería ser Torero, p. 21-23

Mi padre era maquinista, conductor de locomotoras de vapor. Lo recuerdo siempre porque vive en mí. Se fue hace ya muchos diciembres, nos dejó en vísperas de aquélla navidad en que tanto lo extrañamos.

Lo veo saliendo de aquélla casa en la calle Jesús Consuelo 210 de la colonia Gremial, todo reluciente y limpio. Con su gorra almidonada y su paliacate rojo enredado al cuello, su lonchera y aquélla mirada azul, aquéllos ojos chiquitos, azules que ninguno de sus hijos heredamos. Pero lo que sí heredamos fue su ejemplo, ese ejemplo que nos dejó todo lleno de raíces, el trabajo, la constancia, la honradez, la entrega. "No se avergüencen de nada - con el sombrero a media cabeza, nos decía-, para que todos les miren a los ojos. no se escondan de nadie. No tomen lo que no les pertenece, no engañen. Digan la verdad por encima de todo. No pasen por encima de nadie. No hagan daño, de tal forma que cuando entren en una casa ajena les miren a los ojos, no a las manos. Cuiden lo que ganen, si tienen tres pesos ahorren uno, inviertan otro, y ¿Porqué no?, disfruten junto a su familia el tercero. Y recuerden: el que de joven no guarda, de viejo ladra". duro, recio, invencible, con sus defectos, con sus sentimientos y sus recuerdos. 

En los últimos años de su vida me contaba historias y anécdotas. Él trabajó como peón con mi abuelo materno, no sé que edad tendría, pero ya era un muchacho, entraba y salia de aquélla casa a su antojo, se había ganado la confianza de mis abuelos. Tenía pensado irse a los Estados Unidos de bracero y se fue, pero antes de hacerlo le preguntó a mi abuela María de los Ángeles, quien acababa de dar a luz:

-¿Y qué tuviste, Angelita?

-Una mujercita Rafa.

A lo que mi padre contestó: - otra vieja¡- y despidiéndose meció la cuna de aquella recien nacida. Él se fue sin saber que había mecido la cuna de mi madre. 

Muchos años después él regresó y como de alguna forma ya estaba escrito, se encontraron, se casaron, él ya era viudo y había quedado solo con sus seis hijos, fuimos seis nosotros, así que en total éramos catorce más "Fanny" (nuestra queridísima perra) Hay que ver, éramos un montón. 

Un poco antes de morir me dijo: ¿Sabes?, yo no creí que fueras a llegar hasta donde lo has hecho, así que no me siento merecedor de lo que nos has dado", y así como él era... se marchó, nunca entenderé porqué, no lo juzgo, siempre seguí cerca de él, ni siquiera sé porqué menciono esto. 

En otro momento, también me dijo: 

-tu madre te heredó el canto, por eso cantas...

-¿Nunca te has preguntado porqué escribes?,

Yo le respondí con los ojos llenos de lágrimas que no, que no sabía. Entonces, él puso en mis manos lo que en silencio había escrito y me dijo:

-Por eso escribes, eso es lo que te toca por mi parte. -Y me lo regaló... pero yo no lo sabía.