Gran concierto ofreció José María Napoleón en el Coloso de Reforma, muy emotivo, íntimo y a la vez divertido. Se presentó con un traje oscuro impecable, abriendo con un Popurrí que incluye; Ella se llamaba Martha, Eres y Nunca Cambies, canciones que en mi opinión deberían ser cantadas cada una por separado, porque son canciones que me encantan y siempre quisiera escucharlas completas. A lo largo del concierto recordó a sus amigos Jorge Macías y Juan Gabriel, con anécdotas divertidas pero también con cierta tristeza. Vimos a un José María Napoleón muy sensible, en varios momentos le ganaron las lágrimas, que nos acercaron mucho más al hombre detrás del artista. Él siempre ha sido una persona muy cercana a su público por lo que en varias ocasiones se acercó a ambos extremos del escenario y saludó a sus fans de mano.
José María Napoleón, nos hace sentir como quinceañeras, gritando, emocionándonos y mostrando nuestros sentimientos sin pudor, así es él, el amor platónico de muchas, de miles, yo una de ellas.
A lo largo del concierto nos sigue envolviendo en el romanticismo de su música, nos sabemos todas las canciones, pero yo por lo menos no las canto todas porque hay algunas que hay que saborearlas despacito, disfrutando de su voz, y cuando se acerca hacia el lado donde estoy sentada mi corazón palpita más fuerte, le canto o le sonrío con la esperanza de que me vea, que una sonrisa suya me pertenezca, veo a muchas acercándose y tocando su mano, tocando a su ídolo, pero yo no me puedo mover, aunque a veces parece que soy muy aventada la verdad es que soy todo lo contrario, entonces me contento con verlo tan cerca y me invento que su mirada se dirige hacia mí y me sonríe.
A lo largo del concierto nos sigue envolviendo en el romanticismo de su música, nos sabemos todas las canciones, pero yo por lo menos no las canto todas porque hay algunas que hay que saborearlas despacito, disfrutando de su voz, y cuando se acerca hacia el lado donde estoy sentada mi corazón palpita más fuerte, le canto o le sonrío con la esperanza de que me vea, que una sonrisa suya me pertenezca, veo a muchas acercándose y tocando su mano, tocando a su ídolo, pero yo no me puedo mover, aunque a veces parece que soy muy aventada la verdad es que soy todo lo contrario, entonces me contento con verlo tan cerca y me invento que su mirada se dirige hacia mí y me sonríe.
Tal vez sí, tal vez no, pero la noche es una velada increíble y lo mejor es que la comparto con quien más quiero en este mundo, mi hijo, él siempre es mi amigo, mi cómplice y comparte conmigo los mejores momentos de mi vida, y uno de los mejores momentos es cuando puedo ver a mi ídolo, mi amor platónico de siempre y para siempre...
Gacias José María Napoleón por esta tarde inolvidable, por compartir tus anécdotas, por hacerme reir, por hacerme llorar, por existir y porque siempre estás ahí, en mi alegría y en mi tristeza, llenando un poquito mi soledad con tu música.
Gracias!!
Lucía Marín
14 sept 2016
Gacias José María Napoleón por esta tarde inolvidable, por compartir tus anécdotas, por hacerme reir, por hacerme llorar, por existir y porque siempre estás ahí, en mi alegría y en mi tristeza, llenando un poquito mi soledad con tu música.
Gracias!!
Lucía Marín
14 sept 2016
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